CAÑADA DEL HOYO

HISTORIA

Un lugar secreto, para visitar y vivir

HISTORIA

Cañada del Hoyo es un municipio español de la provincia de Cuenca, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, situado a unos 30 kilómetros de la capital provincial en dirección a Teruel.

Está enclavado en una pequeña vega al pie de un castillo, el cual perteneció al marqués de Villena.

Nada conocemos del nombre que recibía el espacio donde hoy vivimos en las épocas anteriores a Alfonso VIII, solamente sabemos (por restos y documentos pétreos) que sí existieron poblados, que unidos por lazos de parentesco, ocuparon espacios junto a diferentes fuentes repartidas por las orillas de las vegas y que, posteriormente, los hispano-romanos dieron el nombre de villaes (hoy villares), tales como, las Hontecillas, la Gallina, del Riato, del Villar, los Oteros, la Zarza y fuente de Arriba)

Con los árabes, los diferentes núcleos se aglutinaron entre el villar de los Oteros y el del Hoyo, dejando entre ambos la atalaya del cerro del Buen Suceso, con el más puro carácter defensivo.

Una vez que la reconquista cristiana domina estas sierras, la población se coloca alrededor de los castillos-atalayas de los Oteros y del Buen Suceso, que desde su repoblación, con la "carta puebla" de Cuenca, pasarían a ser definidas como La Cañada del Hoyo de Cuenca.

El núcleo de su población se genera en las laderas del castillo mediante dos barrios perfectamente diferenciados, el que perdura con su primitiva traza celtibérica (estas fueron tierras del pueblo Olcade) denominado como barrio del Perchel (por estar adaptadas sus calles a las curvas de nivel de la falda del castillo en forma de terrazas) y el que, con los árabes, se desarrolla bajo la protección del cerro de San Cristóbal con la denominación de Algarra que procede del árabe al-Gara o casa en forma de semicueva.

Con el transcurrir del tiempo, el nombre de villa de Cañada del Hoyo tiene su reconocimiento por el poder que, después de Alfonso X, adquiere la Mesta y al obtener la concesión real del derecho repoblador que le ofrece el "fuero de Cuenca". De esta época (fundamentalmente a partir de Fernando III el Santo) quedan los nombres de "Los Quiñones" o parcelas de tierra que se entregan a caballeros que podían ofrecer un caballo (aunque fuera sin peón) y a meros labriegos, que habían participado en la ocupación del terreno, para que las explotaran. De finales del siglo XII queda la toponimia de la villa, pues bordeando la dehesa boyal conocida como "del Hoyo", discurre uno de los dos ramales en que se divide la Real Cañada de Andalucía o "de los Chorros"; con alcaide de cañada o de cuadrilla residente en la ciudad de Cuenca. Es cañada, y no vereda, como vulgarmente es conocida, por tener noventa varas o, lo que es igual, setenta y cinco metros (se define como vereda cuando la vía pecuaria sólo tiene veinticinco varas o veintiún metros). Otra ruta ganadera fue la seguida desde Cuenca por Cañada del Hoyo y Pajarón hacia Landete, Talayuelas, Chelva y Liria.

Como aclaración a lo anterior diremos que, para resolver los enfrentamientos entre ganaderos y agricultores, nace en el 1273 el Honrado Concejo de la Mesta, obra de Alfonso X de Castilla. La Mesta estaba presidida por un alcalde entregador, ayudado por cuatro alcaldes de cañada, uno por cada ciudad cabecera de cañada: León, Segovia, Soria y Cuenca. Esta Cañada Real de Andalucía tiene, dentro del término municipal de Cañada del Hoyo, una superficie de 37 hectáreas y 61 áreas, con una longitud de 5 kilómetros y una anchura de 75,22 metros. De la importancia de este pastoreo y trashumancia del ganado es que su castillo se mantuvo ocupado con hasta ochenta y tres vasallos al mando de un tenente. El marquesado de Cañete, a quien perteneció El Hoyo y el castillo, se encumbró gracias, entre otras cosas, a la enajenación del servicio y montazgo, impuesto sobre el ganado trashumante y renta de los pastos en las dehesas. El marquesado fue reconocido como tal con los Reyes Católicos pero no se hizo efectivo hasta el año 1.530 concedido por Carlos I en la cabeza de D. Andrés Hurtado de Mendoza. Hasta esta fecha los terrenos de La Cierva y Cañada del Hoyo pertenecían a la Corona y estaban cedidas a los Hurtados de Mendoza como Señorío, heredado de los González de Lara. Por otra parte, gran extensión de tierras de labor, junto a dos tejeras, pertenecieron, como dádiva de Alfonso VIII, a las monjas del convento de San Benito de Cuenca, para, con sus rentas, dar albergue a peregrinos y contribuir a la construcción del monasterio-alcázar de las Huelgas de Burgos.

Este pueblo de la Sierra Baja de Cuenca, pastoril, forestal y aislado del renacimiento económico que se inicia con Fernando VI (1746) y alcanza su plenitud con Carlos III, debió llevar una vida tranquila y sin más sobresaltos que aquellos que pudieron producir el cese de tierras de señorío (año 1792) y su posterior traspaso a manos privadas, mediante las sucesivas desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Esta época fisiócrata y seguidora de la ilustración francesa le dedica gran atención a la agricultura por pensar en ella como correctora de clases, por ofrecer una mayor facilidad para ocupar puestos de trabajo y, consecuentemente, colaborar a la eliminación del hambre. Todos los dirigentes de la época, al menos en el deseo, atacaron la gran propiedad feudal mediante los establecimientos de explotaciones a censo enfitéutico, es decir, cesión de uso útil mediante canon anual que se pagaba al cedente, bien para siempre o a plazo.

Varias leyes, escalonadas entre 1766 y 1770, ordenaron el reparto entre los vecinos más necesitados de las tierras de labrantías propias de los pueblos, así como de las baldías y concejiles. En los archivos de este Ayuntamiento existe el documento original del primer registro de la propiedad que se terminó de redactar en "la villa de la Cañada del Hoyo a veinte y tres días del mes de Junio de mil setecientos cincuenta y tres. Firmado por D. Francisco Gozalvoz y Morales; Narciso de Moriana; Antonio Collado y Ante mí: Vicente Sánchez Ramos".

La pérdida del poder de la Mesta y el crecimiento demográfico obligó a que el término municipal se hiciera más cerealista, pero con ello solamente se pudo subvenir mínimamente al propio sustento. Esto le llevaría a estar siempre dispuesto a librar batalla contra la burguesía y contra la ciudad como símbolo de aquella. La máxima población estuvo en los años de 1947 (fecha de terminación del ferrocarril Cuenca-Utiel) con 1.148 habitantes entre Cañada, sus diversos rentos, molinos habitados y la aldea de los Oteros.

Con el siglo XIX, Cañada del Hoyo vuelve a aparecer como frontera de litigios entre carlistas -también llamados apostólicos- y liberales o isabelinos. Tras la muerte de Fernando VII, y con la llegada del liberalismo al poder, es reconstruido y recuperado el castillo para uso militar. A partir del año 1833 los pueblos de esta comarca participaron con los apostólicos o carlistas por ser esta primera guerra civil la lucha del campo contra la ciudad. Después de la muerte de Zumalacárregui las posibilidades de tomar Madrid, por parte de los carlistas, se pierden, y el ejército del Maestrazgo, mandado por Cabrera (finales del año 1839), quien no reconoció la firma del fin de la guerra entre Espartero y Moroto, retrocede presionado por el ejército isabelino. El encuentro entre ambos ejércitos se realizó a lo largo de Cañada del Hoyo, Reillo y Carboneras (que resultó incendiada) donde las fuerzas de Cabrera fueron derrotadas por las del entonces, casi desconocido, general O'Donnell y dispersadas en dos columnas, una hacia Chelva y la otra, por Moya, hacia Ademuz y sierras del Sureste de Teruel. A partir de aquí este general fue nombrado Capitán general de Cataluña, Valencia y Murcia con lo que llegó la pacificación del Maestrazgo. Como hecho puntual diremos, que durante los días 31 de Agosto, 1 y 2 de Septiembre de 1839 en Carboneras del Guadazaón se dio el enfrentamiento entre las tropas de la Reina mandadas directamente por el brigadier Santiago Pérez y las tropas del carlista Cabrera por Balmaseda y Ceballos.

Años más tarde, ya con la tercera guerra carlista, el castillo del Buen Suceso de Cañada del Hoyo siguió siendo noticia porque en él se alojaron don Alfonso, hermano del pretendiente a la corona, y su esposa la princesa Doña Blanca (realmente su nombre era María de las Nieves de Braganza) en su camino hacia el asalto y toma de Cuenca, hecho que tuvo lugar el 15 de Julio de 1874. A partir de estas fechas el castillo fue paulatinamente desmantelándose.

Habrá que esperar al año de 2.003 cuando, Leonor Yúfera Recuenco, como propietaria del Castillo del Buen Suceso, inicie su reconstrucción para uso recreativo y conservación de un bien de interés cultural.

La restauración borbónica de finales del siglo XIX y la pequeña burguesía agraria no lograron suficiente poder económico para cambiar la sociedad agraria existente, ni ofrecerle un mejor nivel de vida; dicha circunstancia se dio porque no existió ningún proyecto económico con envergadura suficiente para modificar la vinculación propiedad-familia preexistente. Los beneficios de aquellas explotaciones agrícolas y ganaderas que salen después de las desamortizaciones no dan para el cambio.

Pasado el tiempo, mientras este pueblo y el resto de la provincia permanecen cautivos de su estructura agraria y caciquil, ven cómo, el Norte y Cataluña se transforman hacia un modelo industrial que siempre estuvo dirigido a un mercado interior sin riesgos.

Y..., con esta falta de apoyo gubernamental, se inicia el éxodo y la emigración.

Con la llegada del siglo XXI, los proyectos económicos y sociales se vuelven hacia las nuevas funciones económicas; y el turismo rural junto al senderismo, será donde todos hemos depositado las esperanzas de alcanzar un mejor desarrollo y una recuperación poblacional.

A los pies del castillo, y en torno de la iglesia gótico-mesteña, el pueblo se ha ido ampliando, con traza y construcción "popular", apoyándose en sus dos fuentes-abrevadero que dan lugar a dos plazas:  Plaza de Arriba, que desde el año 1998 pasó a llamarse Plaza  Parroco Juan Montero y   Plaza de Abajo, (Actualmente, desde 06/01/2020, Plaza Alcalde Julián Muñoz Moriana) unidas entre sí por el discurrir del "Reguero del Vallejo".  

A tres kilómetros hacia el noreste se encuentra, heredado del kárstico, un ecosistema con características especiales debido a sus hundimientos. Estas lagunas y torcazos, con sus farallones, aves, reptiles y arboleda variada, ofrecen un enclave único para científicos y amantes de la naturaleza. Este espacio, armónico y sobrecogedor, es capaz de mantener con el espectador un lenguaje poético. Por todo ello han sido declaradas "Monumento de la Naturaleza".

En los momentos actuales, el visitante puede gozar, bien por el gran número de senderos (camino verde, PR,s y senderos municipales), ya por sus instalaciones deportivas (frontón cubierto, piscina, pistas polideportivas y pista de bolos para todas las edades) y gracias a una buena infraestructura turística, de unas saludables vacaciones "antiestrés" y, en general, por sus cuantiosas fuentes y parajes que siempre harán las delicias a cuantos amantes de la naturaleza se aventuren por estos lugares privilegiados.

Debido a las últimas inversiones del Ayuntamiento, y con el apoyo de la Diputación, se ha montado un centro de interpretación para los dinosaurios; formando parte de la Ruta de los Dinosaurios que, partiendo del museo antropológico de Cuenca, pasa por Fuentes y el yacimiento de Lo Hueco y termina en La Cierva en el yacimiento de Tierra Muerta.

PERSONALIDAD HISTÓRICA DE CAÑADA DEL HOYO.

Por Vicente Lozano Sahuquillo.

(Breve resumen del libro La Cañada del Hoyo de Cuenca: Su Personalidad Histórica)


IGLESIA

Iglesia parroquial. Durante la Revolución Española de 1936, fue «Destruida la Iglesia Parroquial y objetos de culto, así como la rotura de Imágenes, también fue saqueado el archivo parroquial, habiéndose librado varios libros de los cuales pertenecen á las Secciones de Nacimiento, Defunciones y Matrimonios, y algún otro documento antiguo, igualmente algún objeto de culto. También en la Ermita de la Dehesa del Hoyo, titulada de Ntra. Sra., de los Ángeles, falta el armonium con que se oficiaba la misa y una lámpara (araña) que se hallaba

LA ERMITA Y LA COVATILLA

ESTACIÓN DE FERROCARRIL, HOY KÁRSTICA

                                                         

UN COMPLEJO DE LAGUNAS Y TORCAS

Las lagunas de Cañada del Hoyo, en la provincia de Cuenca (España), son un complejo lagunar de tipo cárstico, constituido por siete lagunas (cinco lagunas y dos lagunillos) que se dividen en dos grupos: las lagunas del grupo superior (laguna Gitana o de la Cruz, laguna Tejo y lagunillo Tejo) y las del grupo inferior, que forman el conjunto propiedad de la finca Siete Leguas (laguna Parra, laguna Cardenillas, lagunillo Tortugas y laguna Llana).

Estas lagunas se encuentran situadas en la cuenca del río Guadazaón, en la serranía de los Palancares, en los Montes de Cuenca, a 40 km de la ciudad de Cuenca y a 3 km de Cañada del Hoyo.

Fueron declaradas Monumento Natural por la Junta de Castilla-La Mancha en el año 2007.

Cada una de las lagunas es de un color aparente diferente, debido a la presencia de microorganismos que hacen que cambie el color del agua a la vista del ojo humano, aunque si tomamos el agua con un vaso, en todas ellas es completamente transparente. Otro de los factores que hace que el agua cambie de color es la incidencia de la luz, el momento del día, la estación del año o el calor. El agua se mantiene limpia gracias a que no existen vertidos ni actividades contaminantes en su captación y a que se alimentan de aguas subterráneas y de la lluvia. Así, la laguna de la Gitana o de la Cruz que originalmente era azul, desde los años 80 es verde por la excesiva carga de baño que soporta; la del Tejo es azul oscuro y el lagunillo del Tejo es negro. Las del grupo inferior, la Parra es azul, Cardenillas es azul celeste, el lagunillo Tortugas negro y la Llana de color verde, debido a la presencia de vegetación sumergida. La formación geológica es similar a la de las cercanas Torcas de los Palancares, pero gracias al aporte del acuífero subterráneo, conjunto con el del río Guadazaón, tienen agua; aunque sus niveles descienden de año en año por causa de las extracciones de agua del acuífero. Incluso en un paseo por los alrededores de las lagunas podremos descubrir la existencia de otras torcas sin agua, tal y como se observa perfectamente en las imágenes aéreas de la zona. En total se han contabilizado 34 torcas.

 Wikipedia.
 

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